martes, 28 de abril de 2015

¿Ha vuelto el vinilo para quedarse? El auge del plástico en tiempos de nube

No es que no haya escrito en los últimos años... es que no he escrito con la intención de publicar nada. Así que ¿por qué no utilizar este blog, también, para divulgar mis últimos trabajos? 

Re-bienvenid@s a GENERACIÓN I. 







¿Ha vuelto el vinilo para quedarse?

 Trabajo realizado para el Postgrado en Gestión Empresarial de la Música de la Universidad de Valencia (2015)

Introducción

Una de las grandes ventajas de trabajar en el ámbito de la cultura es, desde mi punto de vista, que aunque trates el asunto más arduo, aunque tengas que documentar tus tareas diarias constantemente con cifras e información actualizada, aunque estudies planes de negocios o repases tablas y tablas de datos, siempre cabe la posibilidad de convertir lo tangible en emociones. Nuestro sector nos permite ponerle cara a esos datos y números, la de un consumidor final que, casi sin lugar a dudas, se conmoverá con ese producto que hayamos promovido, publicitado o distribuido: con esa canción. Supongo que es por esto por lo que, cuando empecé a investigar (fundamentalmente en la red) para la práctica que ahora presento, sobre la reaparición del vinilo en el panorama de la distribución musical, convencida  por lo que había leído últimamente de que se trataba de una nueva tendencia en esta última etapa del negocio de la música, me topé sin querer con el maravilloso mundo del coleccionismo. Para una nativa digital como yo, que solo había visto, tocado y probado los vinilos en casa de sus padres y, últimamente, en casa de sus amigos más indies, ha sido todo un descubrimiento conocer el lado más fetichista y, por qué no decirlo así, emocional de la música grabada entendida como negocio. 

Sumergida en las cifras, en las vivencias de profesionales del sector y en las experiencias auditivas y casi religiosas de quienes consumen este formato antiguo, que no vintage, también he sentido la necesidad de saber más acerca del “objeto”: de cómo y desde cuándo se fabrica, de su importancia para los entendidos y puristas, también para los profesionales, desde el punto de vista material.

Algún titular en prensa, de este primer semestre de 2015, ha destacado el papel del vinilo como “determinante” para la supervivencia en el sector: El streaming y el vinilo son la esperanza de la industria musical [El Economista, Febrero de 2015].  Otros aluden, sin embargo, a la moda del vinilo, a este nuevo elemento de promoción de grupos modernos y objeto de ocasión y coleccionismo. He aquí la duda que planteo en este artículo y que espero poder resolver en las conclusiones, puesto que es difícil encontrar información independiente y no sesgada en los informes de las entidades de gestión colectiva y otras pocas instituciones que tengan la capacidad de recopilar datos sobre consumo, producción, ventas e ingresos por derechos de autor relacionados con la música grabada.
¿Es el vinilo una fuente de ingresos lo suficientemente importante como para considerarlo un halo de esperanza para la industria musical? ¿O, como opina otra corriente dentro de los profesionales del sector, es tan solo un elemento más de la promoción de los artistas a la altura del merchandising y no ha de ser tenido en cuenta para los nuevos modelos de negocio?

Para plantear ambas teorías he seleccionado el artículo de Prado Campos en el Confidencial 'El vinilo no da abasto', de noviembre de 2014, en el que defiende la idea de que no se trata de una tendencia pasajera sino de una nueva línea de negocio de la industria que irrumpe con fuerza y que, para muchos artistas, se ha convertido el salvavidas de la promoción de sus discos. En el lado contrario está Alex Ross, creador del tratado sobre la música del siglo XX El ruido eterno (Seix Barral, 2009), quien defiende en su artículo 'The classical cloud', publicado en The New Yorker en septiembre de 2014, que "nos encaminamos inexorablemente hacia un futuro en que el acceso a la música será solo digital será un affaire estrictamente digital". En este sentido, Iván Carballido, también para El Confidencial, analiza en su artículo ‘CD’s y vinilos: ¿aptos para la nube?’ varios perfiles del consumidor "nostálgico" del vinilo que poco parece aportar a la supervivencia del negocio. Ese que, consciente de su posible desaparición definitiva, se resiste a abandonar el tocadiscos. Gracias a este último artículo descubrí, además, un interesante reportaje de The New York Times sobre el mayor coleccionista del mundo, residente en Brasil.
En cuanto al análisis de los datos de tendencias de consumo e ingresos por ventas de este soporte en la última década, he ampliado la información resumida en los artículos mencionados, con el Libro Blanco de la Música  y el Informe de Gestión de Promusicae, el Anuario de las Artes Escénicas Musicales y Audiovisuales de la SGAE y el informe de la Federación Internacional de de la Industria Fonográfica Americana (IFPI). Además de otros muchos artículos y piezas audiovisuales, mencionadas en el apartado Fuentes.

Desarrollo
El vinilo
El vinilo es el formato más longevo de la distribución musical. En 1930, la empresa RCA Victor comercializó el primer disco de vinilo de larga duración, lo llamaron Program Transcription Disc. Se acabó llamando “vinilo” porque los grupos polivinílicos eran los materiales usuales en su fabricación.
Estos primeros discos de vinilo fueron diseñados para escuchar música a 33 Revoluciones por Minuto. El primer vinilo conocido fue el de Arthur C. Keller, durante unos ensayos de la Orquesta de Filadelfia. Se  convirtió además este soporte en aliado de los programas de radio y la Segunda Guerra Mundial provocó escasez en el suministro de goma laca. Todos estos factores consiguieron entronar a los discos de vinilo en el podio de los formatos y grabaciones de la época.
A finales de los años 30, el propio Arthur C. Keller inventa la aguja de bobina móvil y los primeros discos hi-fi. Ya en la década de los 40, los vinilos de 78 rpm son los predilectos de los más afamados DJs y su popularidad crece como la espuma. En 1948, Columbia Records introduce el disco Vinylite, de 12″ y a 33 rpm. En 1949, fue RCA Victor la compañía encargada de dar a conocer el primer single de 45 rpm. A mediados de los 50, las principales empresas discográficas acuerdan el estándar de grabación RIAA Eaqualization. Ya en la década de los 80 se inicia el declive del vinilo, que comienza a sustituirse por los discos compactos.
Parece indiscutible que la experiencia auditiva que proporciona cada soporte inventado hasta ahora para contener y reproducir música es diferente en cada caso. El vinilo promete ser, además, el que regala el resultado más "puro" u original. Se trata, según el periodista Javier Becerra, de "poder escuchar las grandes obras maestras de la historia del rock del modo en el que originalmente fueron concebidas", algunos de los entrevistados en los documentales visados hablan incluso de “los agudos y los graves más puros”.

Pero parece que no solo de sonido vive el melómano y son mucho los que defienden que la experiencia tangible, la posibilidad de poder tocar y tener entre tus manos el disco, unido al ritual de "pincharlo" en el tocadiscos, es también inigualable.

En este sentido, algunos de los que han escrito sobre la reaparición de este entrañable formato en el panorama musical, aseguran que su resurgir podría acabar desplazando las plataformas de streaming y el consumo de música por internet hacia un papel de filtro o buscador, manteniendo la idea de que quienes consumen música acabarán utilizando internet como una plataforma de conocimiento, acceso y selección de la música "pero siempre querrán tener entre sus manos el disco que les gusta". En este sentido, Prado Campos afirma que "Con el CD le dieron por muerto otra vez. Y lo mismo con la música digital, aunque parece que precisamente esta ha sido el revulsivo que necesitaba…".

Los números ¿son los números?

En Estados Unidos, según datos de Nielsen SoundScan, en los seis primeros meses de 2014 la venta de discos cayó un 14,9% pero la de vinilos creció un 40,4% (muy cerca del incremento que registró la música bajo demanda en streaming, del 42%). En España las ventas aumentan pero mucho menos. Según Promusicae, en 2013 se vendieron 140.000 LPs en vinilo, un 3,7% más que en 2012 y 83.000 packs, un 10,7% más.

Promusicae, en su último informe de gestión, presentado a principios de 2014, se refería al renovado auge del vinilo:  el importe total del mercado físico se queda en unos modestísimos 71,7 millones de euros, un 22,8 por ciento menos que la ya discreta cifra certificada en 2012 (92,8 millones). Del formato mayoritario, el CD, se despacharon 9,5 millones de unidades en total, un 16,6 por ciento menos que en la temporada anterior (11,4 millones). Y el renovado auge del vinilo en los sectores más melómanos se queda en cifras más bien testimoniales: unos 140.000 LP vendidos a lo largo de todo el año, un tímido repunte (3,7 por ciento) frente a los 135.000 de la temporada anterior. (Datos recogidos por Promusicae al cierre de 2013).

En cuanto al Anuario SGAE de las Artes Escénicas y Musicales 2014, la música grabada, que engloba CDs y vinilos, ha perdido un 56,2% en los últimos 5 años. La SGAE afirma asimismo, que aunque la música digital creció en un 51%, hasta el momento, la subida en los ingresos del mercado digital ha sido incapaz de asumir las pérdidas del mercado físico, lo que explica que la música grabada acumule unas pérdidas mayores cada año. Creemos importante señalar que el mercado digital, por primera vez, no aumenta sus ingresos, obteniendo en 2013 un 0,4% menos respecto al año 2012.

Si hablan las fábricas de vinilos, los datos parecen ser más optimistas. En cierta manera, a la hora de presentar la información, Campos sesga un poco el enfoque, puesto que las fábricas tienen una visión muy parcial del negocio global de la música, aunque tal y como deja entrever en el subtítulo se trata de "datos en auge" pero poco reales":  la fábrica holandesa Record Industry BV, que provee parte del mercado español, asegura que el negocio está en auge y que no se trata de una moda “Este año llegarán a los seis millones de copias producidas y para el próximo calculan que será 10 millones. Han tenido que aumentar un turno y están formando personal para que sepa utilizar las 32 máquinas con las que producen 1.200 copias por día”.

Claves de la reaparición del vinilo
Tal y como muestran los informes de los últimos cuatro años, la prensa e incluso algunos documentales y proyectos audiovisuales (reportaje-documental 'Vuelven los vinilos'), el consumo del vinilo recobra suficiente relevancia a partir de 2010. Es entonces cuando comienza a surgir la idea de que la caída en picado de la industria musical en el modelo de negocio que todos conocíamos podía ser algo menos traumática, hablando en términos económicos, de lo esperado. El descenso estrepitoso y no por ello menos lógico del consumo en soportes físicos, ante el lento proceso de adaptación de la industria a internet como canal de venta y, por tanto, fuente de ingresos, parecía tener un halo de esperanza en el renacimiento del formato físico reservado hasta entonces para los puristas. Es en el segundo semestre de 2010 cuando comienza a superar el número de cd's vendidos.
Desde entonces, y ante el mantenimiento e incluso crecimiento de este repunte del vinilo, ha sido ingente la cantidad de artículos publicados en revistas especializadas y en las secciones de cultura de los medios de comunicación sobre este asunto. La "percha" periodística para la mayoría de las informaciones emitidas hasta ahora, en la prensa nacional e internacional ha sido el Record Store Day. Esta iniciativa, que surge en 2007 en Estados Unidos "como una celebración de la cultura que rodeaba a las tiendas independientes de EEUU" según sus organizadores, llega a España en 2011 y, además de reivindicar la existencia las tiendas de músicas independientes, también parece querer das más visibilidad al vinilo como producto, a través de lanzamientos especiales exclusivos para ese día. En España, cada año ha ido creciendo tanto en el número de tiendas participantes, como en afluencia de público, implicación de los sellos discográficos y repercusión en general. No tanto en nuestro país, pero en Inglaterra y Estados Unidos, el Record Store Day ha servido para impulsar un consumo más masivo del vinilo: de los 50 más vendidos en ambos países en 2014, más del 90% fueron lanzados por primera vez con motivo del Record Store Day. O así es que como lo ha vendido la propia organización. Pero, si entramos al detalle y comparamos los datos con el resto de soportes, no debemos olvidar que el formato físico sigue siento la principal fuente de ingreso para la industria legal, lo que no implica que el consumo masivo de música esté dentro de estos márgenes de la legalidad. Midiendo los datos de la Coalición de Creadores en España y de la propia IFPI en Estados Unidos, la venta del vinilo no compensa, ni por asomo, el gran freno que supone la piratería digital  para el desarrollo de la industria en nuestro país, aunque haya amortiguado en cierta medida la caída de las ventas.

El consumidor emocional del vinilo ¿da para comer a la industria?
Son varios artículos documentados dentro y fuera de España y también de opinión escritos sobre la futilidad y obsolescencia del vinilo, que presentan su renacimiento como un movimiento más social que de consumo, quizás no pasajero, pero que no "da para comer" a la industria, tal y como deja entrever Alex Ross, en The New York Times,  El vinilo no generará nuevos empleos, no parece ser una oportunidad para generar nuevos modelos de negocio que revitalicen una industria tan necesaria, social y económicamente, como la musical. Pero los datos arrojados por entidades de gestión del sector musical y Administración en sus últimos informes son discutidos, incluso, por representantes de los artistas y profesionales del sector, que opinan que se trata de informaciones sesgadas que solo presentan un 20% o 30% de la realidad del panorama actual del consumo y la distribución de la música. Defienden que se trata de un resurgimiento mucho más consolidado, y que las cifras no tienen en cuenta la importancia del vinilo como producto de promoción de la música del artista, dado el nuevo protagonismo del merchandising en la cadena de distribución, potenciado gracias a internet.
Carballido, que habla en su artículo de una minoría casi residual en términos de consumo, sí se refiere a la fidelidad de los compradores:  “Las personas que todavía asocian la música a un sentimiento de posesión van a seguir comprando CDs y vinilos”. Olvida, sin embargo, la relevancia, también en términos de demanda, que está tomando la fiebre coleccionista de los más melómanos, como extra a su melomanía digital.

En este sentido, el documental Los Chicos de los Discos da una visión bastante ilustrativa de este lado más fetichista de los compradores de vinilos. Coleccionistas obsesivos que se autodefinen como “snob de los discos”, que dedican esfuerzo y mucho tiempo a su afición porque "para nosotros esto es una religión". Los protagonistas del documental se resisten a abandonar la costumbre de ir a una tienda de música y buscar durante horas lo que uno busca o sin buscar nada: "Lo que yo busco, no lo voy a encontrar en la red".  

Se han publicado muchas opiniones en este sentido, como la de Antonio Pérez, de Bangladesh Discos, "en un principio, hubo un repunte en la compra de vinilos. Hasta las compañías discográficas entraron al trapo y comenzaron a editar. Pensaron que tal vez era una solución a su crisis. Posteriormente, ha quedado claro que somos ocio y que. en la escala de la economía, estamos abajo del todo. Al dedicarnos al mercado del coleccionismo, sobrevivimos gracias a la especialización. Y por supuesto, desde que internet es una ventana al mundo, llegamos a cualquier coleccionista. El vinilo ha llegado a ser moda" (Vanitatis, Discos de coleccionistas, mucho más que un negocio. Mayo de 2014).

El artículo de Prado Campos se refiere, sin embargo, a la inversión tecnológica en las fábricas de vinilios y al crecimiento del vinyl business, que ha visto claro que el nicho de mercado está creciendo y que cada vez son más los que hacen convivir en playlists virtuales y colecciones físicas de LP's, convirtiéndose en el público objetivo de una nueva línea de negocio para discográficas, promotores y editoriales musicales. 

Esta corriente defiende pues una presencia más amplia que la que arrojan los datos del vinilo en grandes superficies, no solo en tiendas independientes, así como en conciertos, webs y festivales. El merchandising se ha reinventado gracias a internet y, para muchas bandas emergentes nacionales e internacionales, se ha convertido en una importante fuente de ingresos. En muchos casos, como los españoles Nacho Vegas, Love of lesbian o Guadalupe Plata, se ha tornado en un elemento diferenciador (fueron los primeros en re-utilizar el formato en España en 2010) ante la ingente cantidad de grupos indies que tienen presencia en la red, actualmente. 

En todo caso, en mi opinión, debemos ser realistas y no podemos obviar que el formato vinilo no es del todo "universal", por una serie de limitaciones que, por el peligro de resultar demasiado obvias, solo mencionaré: en sus orígenes nació para géneros como el blues, el jazz o el rock, pero sigue sin encajar en nuevos géneros musicales de consumo masivo como la música electrónica;  no da la posibilidad de incluir elementos audiovisuales y es incompatible con todos los reproductores del mercados y todos los dispositivos portátiles de los que somos usuarios por inercia social:  por la comodidad, movilidad y rapidez que implican. No debemos olvidarnos de las innegables ventajas que ofrece la tecnología en cualquier actividad comercial y que el vinilo, como producto, no comprende, empezando por la reducción de costes en la producción y terminando por las infinitas posibilidades de segmentación que ofrece la distribución digital.


Conclusiones
Aunque, como ocurre ante cualquier análisis empírico de una realidad o hecho, no existe una verdad absoluta sobre la Reaparición del Vinilo, con mayúsculas,  creo haber logrado centrar en cierta manera las muy diversas informaciones que circulan sobre esta nueva tendencia de consumo en la industria musical.

En cierta manera, documentar la trayectoria de este histórico formato y sus características físicas, me ha descubierto datos útiles para conocer más sobre el proceso final de distribución y otras cuestiones curiosas como que el 50% de los vinilos producidos son defectuosos pero son reciclables al 100%. Tal y como adelantaba en la introducción, me he percatado también de la presencia de un nuevo nicho de mercado que, aunque es considerado por algunos expertos como residual o insignificante, sí parece estar suponiendo un vía económica de escape para las bandas. O más bien para sus agencias de promoción.

Es necesario contextualizar los datos y solo así entenderemos que, aunque el vinilo haya recobrado importancia y haya aumentado sus ventas en un 190% en la última década, no puede considerarse un producto competitivo con respecto a las posibilidades técnicas (y de social sharing) que nos ofrecen las plataformas de venta y streaming en internet.

Sin embargo, tampoco debemos descartar una realidad que empieza a consolidarse como un fenómeno social que va a mantenerse en el tiempo. Evitemos pasar de la lenta agonía del reconocimiento de la realidad de la industria a una rápida y poco precavida transformación al “todo en la nube”. Es cierto que, como cualquier otro arte, la música mueve un negocio basado en emociones y, en un contexto social en el que lo material tiene tanto valor, siempre habrá un nicho de mercado al que ofrecer, con mayor o menor creatividad, un producto basado en lo tangible, en la experiencia única de poseer un objeto preciado, querido por los fans de este o aquel músico.  Imprescindible papel el de medios digitales y redes sociales en la venta de este producto, tal y como puede observarse en la proliferación de comunidades de fans no de un género o banda de música determinado sino del propio formato vinilo.  

Precisamente en este mismo sentido, me gustaría destacar también lo que para mí ha sido un hallazgo por tratarse de una interesante línea de opinión sobre el asunto de referencia: el concepto de internet como herramienta de búsqueda, filtrado y finalmente selección de la música que te gusta y la adquisición de soportes físicos como eslabón final de esa cadena de compra-venta de música.

En definitiva,  la conclusión que extraigo de esta práctica está implícita en el argumento de quienes defienden que se trata de una moda pasajera y poco estable; pero también en el de quienes, por contrario, ven negocio más allá de esa fiebre indie. Quizás hablemos de una minoría en términos de consumo, pero es innegable que la fidelidad de un comprador no tiene precio. los coleccionistas, seguirán comprando empujados por la nostalgia y los nativos digitales por las propias tendencias. Pero todos ellos lo harán con emoción.


FUENTES
Documentales:
  • Documental sobre la cultura del vinilo en Barcelona, realizado como proyecto para la asignatura de Cine y Videodocumental de la Facultad de Bellas Artes de la UB (2009)
  • Documental Discovery MAX: ¿cómo se fabrica un vinilo?
  • Documental Los Chicos de los Discos, de Victor Parkas (2010)
  • Reportaje sobre el vinilo en The British Library, la biblioteca nacional del Reino Unido, con motivo de The Record Store Day
Artículos en prensa:



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