jueves, 29 de diciembre de 2011

Pantallas Vacías

Quiero dedicar mi último post de 2011 a alguien que se ha iniciado este año en el mundo blogger, currándose Pantallas Vacías, un blog dedicado a las ficciones televisivas y sus vestigios culturales. Y no es porque su autor sea mi comunicólogo favorito, es que @AngCozco dedica esfuerzo y ganas a reflexionar, en un rico formato muy bien complementado con hipertexto, sobre un género que ha cobrado mucha fuerza en los últimos años, desbancando a la literatura y el cine en el entorno digital. Quizás lleven razón aquellos que afirman que la inmediatez propia de la Red nos ha llevado, a sus usuarios, a obviar formatos en los que tengamos que emplear demasiado tiempo. O quizás este medio nos ha enseñado a apreciar la síntesis como un principio esencial, dando más protagonismo a nuestra capacidad para interpretar lo que el contenido nos sugiere, ya sea en los diez minutos que dure un corto, o en los cuarenta y cinco del capítulo de una serie. Esto es, proporcionándonos más libertad para fundir nuestra mente con la historia que la pantalla nos cuenta.

El análisis de las series de Pantallas Vacías tienen un valor añadido, del que creo que carecen otros blogs dedicados al formato de la ficción televisiva. Y ese punto fuerte viene dado por el autor, que no se limita a vomitar sus opiniones sino que mezcla su formación y experiencia en el sector, su visión técnica del mismo y su divertida imaginación para convertir una crítica (ni positiva, ni negativa) en un círculo cerrado, bien hilado desde el principio hasta el final, como si del guión de un film se tratara. Hasta las historias más surrealistas tienen su estructura lógica, aunque sólo sea en la cabeza del creador y de quien sabe interpretarla. En este caso además, una cuidada elaboración del post se completa con uno o varios toques de humor british-manchego que merece la pena conocer. Y lo cierto es que son cada vez más las denominadas series de éxito, ya sean clasificadas como independientes o de gran consumo, por lo que estamos más que necesitados de un consejero como éste.

Pantallas Vacías es un proyecto que empieza pequeñín pero que espero que se convierta en algo tan grande como su creador. Es complicado encontrar originalidad y verdadera dedicación en el mundo blog. Todo un descubrimiento que os recomiendo, ahora y en 2012.

@pantallasvacias
pantallasvacias.blogspot.com

miércoles, 21 de diciembre de 2011

#Re-moving

Hoy he comprobado que la vergüenza ajena ante determinados comportamientos humanos puede ser incluso dañina, puede llegar a revolverte por dentro. El domingo por la noche asistía a la que se ha convertido la cita televisiva de la semana: el programa Salvados, conducido por el periodista Jordi Evolé, premiado recientemente con el Ondas a mejor presentador.

Salvados es un ejemplo de lo que el periodismo debería ser, según mi punto de vista. No sé si Evolé sigue a pies juntillas la premisa de las 5 W’s pero establece sin duda una conexión casi inmediata con el entrevistado, sea del color que sea, venga de donde venga. Y no para complacerle ni hacerle sentir especialmente cómodo, sino para retratarlo. Para sonsacarle justo lo que espectador quiere oir, evidenciar las reacciones que delatan al personaje, para su suerte o desgracia. Teniendo en cuenta el panorama, más bien para su(s) desgracia(s).

Otro de los méritos de Salvados ha sido su habilidad para asentar su presencia en las redes sociales. Especialmente en Twitter. No es la primera vez que el follonero ha transformado la temática de su reportaje dominical en trending topic, con una simple pero efectiva fórmula: el título del programa es un hashtag. Bastante original, por cierto. Así es como #cosechandosubvenciones consiguió este último domingo que en la red de microblogging no se hablara de otra cosa: las subvenciones a los jornaleros andaluces que, con matices, se identifica con el Plan de Empleo Rural (PER). Twitter hirvió como tantas otras veces hierve y esta vez, disculpadme la parcialidad, con razones más que de sobra.

Como norma general, Jordi Evolé procura conocer y mostrar al espectador todos los puntos de vista sobre el tema en cuestión. Así, la información pasó de las declaraciones de Durán i Lleida a las sorprendentes impresiones de los inmigrantes andaluces en Cataluña, pasando también por el día a día de los jornaleros o las reivindicaciones de sus representantes sindicales. Interesante hasta que aparece el Conde de Salvatierra. Obviaré el sentimiento de asco cuando escuché, atónita, a Cayetano de Alba insultar a los andaluces, en lugar de agradecer la suerte de vivir del cuento a costa del trabajo de los jornaleros del sur. Al parecer, sentí las mismas náuseas que
todos aquellos que recurrieron a la red social no sólo para quejarse, sino también para actuar.

Llegué a experimentar incluso agradecimiento, no sé a qué ni a quién, por compartir ese sentimiento de indignación tan fuerte, con miles y miles de ciudadanos. Aunque escéptica ante la mezcla de determinadas informaciones y la alegría con la que algunos hacen uso de la libertad de expresión, he de reconocer que Twitter consigue que quienes quieren (queremos) GRITAR para que se les escuche, encuentren su hueco en la Red.

Las imágenes de hoy, con el hijo de la Duquesa de Alba y el representante del Sindicato de los Jornaleros, apenas han desplazado la vergüenza ajena ni el sentimiento de asco, pero al menos La Casa de Alba ha tenido que agachar la cabeza, aunque sólo haya sido un poco.

¿Ha cambiado Twitter la injusticia social que se desprende del título de Conde que ostenta este señor? ¿Ha cambiado acaso la absurda imagen de los andaluces en los medios de comunicación gracias a guionistas casposos y políticos demagogos?
No y no. Pero los efectos secundarios de estas declaraciones han demostrado que las redes sociales son un complemento necesario para ese nuevo periodista que, con cierta timidez, comienza a despertar una conciencia social dormida durante mucho tiempo, haciendo resurgir uno de los objetivos básicos de la profesión.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La Generación NO

Existe una generación, que no entiende de edades ni clases, empeñada en la negación de una realidad más que instaurada, más que probada. Periodistas o no, hay quienes todavía piensan que las redes sociales y la gestión del contenido periodístico en la red es una moda que empobrece al llamado cuarto poder. Estupefacta me hallo ante quienes, convencidos, se permiten opinar sobre el social media sin apenas haber intentado asomarse a él. Me aburren, pero también me preocupan, porque una vez más Spain is different y, como siempre, tardaremos más de la cuenta en adaptarnos a esta catarsis que en otros países ya ha dejado de ser trending topic. No seré yo quien defienda los beneficios de Facebook o Twitter, ni tampoco quien obvie sus peligros, tan presentes en mi posts.

En mi opinión, los usuarios de las redes podemos convertir sus peligros en un valor añadido, especialmente los que nos dedicamos al mundo de la comunicación: nuestra capacidad para filtrar. Y esta inabarcable Sociedad De la Información presente en la cabecera de Generación i necesita de filtradores, encauzadores profesionales que sepamos dirigir a la audiencia, a nuestra audiencia, la información que desea obtener, ni más ni menos. Esta figura del periodista gatekeeper, adoptada a finales del siglo XX, ha cobrado forma más que nunca en estos tiempos: nos hemos convertido en adaptadores del conocimiento, especialistas de la información y de la clasificación de sus fuentes.

Adaptarse o morir. Esta es, sin duda, la premisa del periodismo actual, este periodismo 2.0 que permite al ciudadano de a pie convertirse en reportero con su teléfono móvil. ¡Qué despropósito para las Ciencias de la Información! ¡De qué valen las horas de clase y los cinco años de carrera! Sé que puede resultar paradójico que una periodista licenciada piense esto pero, sinceramente, he conocido a muchos titulados con dudosa coherencia al escribir, y a ingenieros con una capacidad verbal extraordinaria. Por eso pienso que esta democratización del cuarto poder no nos hace sino más fuertes, y nos acerca al origen mismo del periodismo, recuperando en cierta manera la figura del periodista-contra-el-poder. Tan pervertida hoy en los medios tradicionales. Quienes ejercen la profesión tienen ahora la oportunidad de desmarcarse de líneas editoriales y grupos de comunicación (encajados en el sistema capitalista) y convertirse en prescriptores por quienes son, por cómo escriben, por cómo canalizan la información que reciben.

En cuanto al ámbito de la comunicación corporativa, en los últimos años he podido detectar que quien en un principio se ha resistido a asumir que los medios tradicionales han dejado de tener sentido para las nuevas generaciones, tarde o temprano no han tenido más remedido que pasar por el aro para poder continuar en la profesión. Pero hay dos formas de hacerlo: con curiosidad y ganas de formar parte de este cambio; o con recelo esperando a que pase esta moda y volvamos al periodismo tradicional. Este periodismo no volverá, de eso estoy segura, y cuanto antes nos subamos al carro mejor porque sólo con experiencia y ganas podremos asumir los muchos cambios que aún están por llegar. Bienvenidos sean.

lunes, 10 de octubre de 2011

Vocación


Enhorabuena a los tres por el trabajo. Espero que el Colegio Salesiano valore como se merece la extraordinaria motivación de estos alumnos y, especialmente, el origen de esta ilusión: la labor de una profesora implicada, desinteresada y, sobre todo, con vocación.

Con este Premio, concedido por la comunidad educativa a nivel nacional, el Centro tiene ahora la oportunidad de destacar, de poner en valor sus verdaderos "activos": alumnos como estos, y profesores como Ana. En los tiempos que corren esta figura del docente, y su papel fundamental en el devenir de nuestra sociedad, ha de ser respetada. Encomiada, diría yo.

Cuidemos de nuestros jóvenes, reivindiquemos la función de sus educadores, porque de ellos también dependen los valores que nos guíen en el futuro. Y nuestro futuro necesita personas que amen lo que hacen. Personas implicadas, desinteresadas y, sobre todo, con vocación.